Entrada la primavera aparecen las primeras inflorescencias, cuajarán las bayas; un momento clave en el ciclo del viñedo y donde más o menos se determinará el volumen de la próxima cosecha. Este mes de abril es muy importante, dependiendo mucho la sanidad de nuestro viñedo de cómo realicemos los tratamientos preventivos para el control de plagas y enfermedades. Los más habituales, contra el mildiu y el oídio, localizándose sus daños más notables en hojas
Inmersos en el mes de junio, tenemos al fin unas condiciones climáticas favorables para el desarrollo del cultivo de la viña; con una buena reserva hídrica, ambiente templado, más bien seco y con buena luminosidad, que nos indica la proximidad del verano. Las irregularidades provocadas en el cultivo por las condiciones climáticas adversas de meses anteriores, se empiezan a corregir, presentando la mayoría de las bayas un tamaño guisante, con crecimiento de brotes laterales,
Empezamos la segunda quincena de junio con unas condiciones climáticas en la comarca ideales para el cultivo de la viña. Los viticultores seguro que prefieren el refrán “Por junio mucho calor, que nunca asusta al labrador, al otro que dice “Agua por San Juan, quita vino y no da pan”. De todas formas son meses donde la vigilancia sobre el cultivo debe ser primordial, ya que humedades de más del 65%, con temperaturas de
La respiración se reduce transpiración se detiene, las hojas se desecan y caen. Esto es lo que se conoce como “parada vegetativa”, la viña se despoja de las hojas. En este estado fenológico las yemas de invierno o dormidas aguantan temperaturas muy bajas. Por nuestras condiciones climatológicas -ausencia de heladas ó temperaturas muy bajas-, difícilmente la viña realiza esta parada completamente y se da el fenómeno conocido entre la gente del campo como “abanderamiento