Ya están aquí esas fechas señaladas, temidas, añoradas, odiadas y, en todo caso, comerciales: la Navidad. Los anuncios de perfumes nos llevan recordando semanas que se está acercando… Ahora estamos inmersos en el debate sobre qué cenar, quién viene y quién no, esos cuñados y demás.
Son fechas que nos tocan la fibra, con vibraciones a la vez positivas y negativas, una especie de amor-odio que hace visible nuestra contradictoria relación con la convivencia grupal. Todo este déjà vu, al estilo del Día de la Marmota, provoca la sensación de haberlo vivido antes en casi idéntico formato y con los mismos actores y hasta las mismas frases.
Y nos invade el impulso de querer fugarnos a momentos, de tener un momento para la reflexión personal, para capear el temporal socioemocional que nos rodea y engulle. Y para este momento de calma, de encontrarse, recomendamos una copa de vino tranquilo, catalizador del rebúscate ahí que luego nos permite escuchar de verdad. ¡Que la fuerza nos acompañe!
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